En California, Trump ensaya sus autocráticos planes nacionales
Maribel Hastings es asesora de America's Voice
Un manifestante enfrenta a soldados de la Guardia Nacional este domingo en Los Ángeles. Crédito: Eric Thayer | AP
Puede ser que usted esté a favor o en contra de los manifestantes de Los Ángeles que protestan por las redadas y la política migratoria de Donald Trump. Pero no nos llamemos a engaño. Al federalizar a la Guardia Nacional de California y enviar marines que no fueron solicitados por el estado, Trump genera una crisis donde no la había y explota las imágenes para alimentar su narrativa de que los inmigrantes son “delincuentes” e “invasores” que hay que sacar del país.
Nadie respalda la violencia o el vandalismo. Pero las manifestaciones habían sido mayormente pacíficas, según reportes de prensa, con la excepción de algunos incidentes aislados que estaban siendo atendidos por las autoridades locales. Los manifestantes reaccionaron a una serie de atropellados operativos de ICE, particularmente en el distrito de la costura y en tiendas Home Depot. Las protestas se exacerbaron precisamente por la presencia de guardias nacionales.
La gente tiene derecho a protestar lo que consideran excesos del gobierno de Trump enviando agentes de ICE enmascarados y armados hasta los dientes para detener trabajadores, padres y madres de familia, e incluso líderes sindicales como David Huerta, presidente del Sindicato Internacional de Empleados de Servicio (SEIU) de California, quien fue golpeado, detenido y ahora acusado de “conspiración para obstaculizar a un agente”.
Para Trump, sin embargo, los manifestantes de Los Ángeles son “agitadores profesionales”. Pero llama “patriotas” a los que asaltaron el Capitolio federal el 6 de enero de 2021 bajo el falso pretexto de que le “robaron” la elección del 2020, y perpetraron sangrientos ataques contra la policía del Capitolio. Es más, los que terminaron presos ahora están libres porque Trump conmutó sus sentencias.
Trump y su subdirector de política pública y asesor de seguridad nacional, Stephen Miller, crean caos para sostener la falsa idea de que hay una “emergencia nacional” porque estamos siendo “invadidos” por la frontera con México. Esto a su vez justifica, para ellos, la aplicación de medidas draconianas. De hecho, Trump no descarta invocar la controvertida Ley de Insurrección que le permite desplegar a las fuerzas armadas para reprimir disturbios en Los Ángeles.
A la vez, genera apoyo para los $151,300 millones de dólares incluidos en el proyecto presupuestario ante el Senado que haría de ICE la agencia federal mejor financiada para aplicar la cruzada antiinmigrante de Trump.
El presidente Trump, que huele las oportunidades como el tiburón huele la sangre en el agua, vio una apertura para federalizar a la Guardia Nacional y enviar militares pese a la oposición del gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, quien afirma que no hay justificación para el despliegue.
Lo que estamos presenciando es otra etapa en la escalada de Trump y su guerra contra los inmigrantes. Primero dijo que se centrarían en “criminales”, pero prontamente comenzaron las detenciones y deportaciones de inmigrantes trabajadores sin historial delictivo, incluso inmigrantes establecidos con hijos y nietos ciudadanos estadounidenses.
De ahí comenzaron a ampliar su red para incluir a inmigrantes documentados dejándolos desprotegidos al eliminar protecciones otorgadas mediante programas como el TPS y el parole humanitario, entre otros, o estudiantes con visa, Dreamers y solicitantes o beneficiarios de asilo. Hasta ciudadanos y residentes permanentes han caído en las redadas.
Comienzan además a detener personas en las cortes de inmigración, en restaurantes, negocios e intervenciones de tránsito.
Un nuevo sondeo de YouGov encontró que 50% de los encuestados rechazan la forma en que Trump maneja el tema de las deportaciones; 45% desaprueba el despliegue de la Guardia Nacional sobre 38% que la aprueba; y 47% se opone al envío de marines sobre 34% que lo aprueba.
Así, California se convierte una vez más en el laboratorio de lo que puede ocurrir a nivel nacional. Porque en este teatro político con el demócrata Newsom, Trump pone a prueba hasta dónde pueden llegar sus planes de militarizar el aparato migratorio a nivel nacional.
A días de un desfile militar que coincide con su cumpleaños a un costo de $45 millones de dólares de los contribuyentes, Trump da otro paso hacia la autocracia a la que aspira.