¿Malestar estomacal frecuente? 3 maneras de detectar una flora intestinal dañada
Estas señales son el primer paso para tratar esta afección y mejorar la calidad de vida
El estado de nuestra microbiota intestinal puede tener un impacto en la nutrición, la piel e incluso los pulmones. Crédito: fizkes | Shutterstock
La flora intestinal, también conocida como microbiota, está compuesta por billones de bacterias que viven en el tracto digestivo. Estas bacterias no solo ayudan a digerir los alimentos, sino que también fortalecen el sistema inmunológico, regulan el metabolismo y participan en la producción de vitaminas esenciales como la B12 y la K.
Cuando esta flora se ve alterada, por estrés, mala alimentación, uso excesivo de antibióticos o infecciones, puede aparecer un desequilibrio conocido como disbiosis. Según la Cleveland Clinic y expertos de Harvard T.H. Chan School of Public Health, una microbiota dañada puede tener consecuencias como inflamación crónica, fatiga, problemas digestivos y una mayor susceptibilidad a enfermedades, además de otros síntomas que pueden percibirse de manera clara.
3 formas de detectar una flora intestinal mala
1. Cambios digestivos persistentes
Una de las señales más comunes de una flora intestinal desequilibrada es la aparición de molestias digestivas frecuentes. Gases, distensión abdominal, diarrea, estreñimiento o digestiones lentas pueden ser síntomas de que ciertas bacterias benéficas están disminuidas o dominadas por microorganismos dañinos.

La Cleveland Clinic señala que estos síntomas no deben ignorarse si se repiten con frecuencia, ya que pueden ser reflejo de un desequilibrio prolongado que afecta la absorción de nutrientes y la salud general del sistema digestivo. No basta con tratarlos con antiácidos o remedios caseros: es necesario revisar el origen.
2. Intolerancias alimentarias recientes
El desarrollo repentino de intolerancias o sensibilidad a ciertos alimentos también puede indicar un problema en la flora intestinal. Al verse alterada la microbiota, el sistema digestivo se vuelve más reactivo a alimentos que antes se toleraban bien, generando inflamación, gases o malestar después de comer.
Expertos de Harvard han advertido que algunos compuestos presentes en la dieta, como las lectinas en ciertos cereales y legumbres, pueden influir negativamente en la salud intestinal cuando se consume en exceso. Esta sensibilidad puede agravarse si la flora no está en equilibrio, ya que el cuerpo no procesa correctamente esos alimentos.
3. Fatiga y bajo estado de ánimo
Aunque muchas personas no lo asocian directamente, una flora intestinal dañada también puede reflejarse en el estado de ánimo. Cansancio constante, niebla mental o incluso síntomas de ansiedad leve están ligados a la salud intestinal, debido a la conexión directa entre intestino y cerebro conocida como el eje intestino-cerebro.

La producción de neurotransmisores como la serotonina, que regula el bienestar emocional, depende en parte de una flora intestinal sana. Cuando hay disbiosis, esta producción puede verse afectada, provocando desequilibrios que se manifiestan más allá del estómago.
Mantener una microbiota equilibrada es esencial para el bienestar general. Escuchar las señales del cuerpo y atender cualquier malestar digestivo recurrente puede ser el primer paso para recuperar el equilibrio intestinal y mejorar tu salud a largo plazo.
Continúa leyendo:
Las bacterias intestinales influyen en el envejecimiento de los vasos sanguíneos
La inflamación intestinal se relaciona con la fatiga después del COVID